sábado, 9 de enero de 2010

Tarde de pintura

Esta tarde la hemos podido aprovechar de maravilla. Arrancaba a probar los pasteles al óleo de Ezra, cuando se han apuntado los enanos a pintar también, aunque con ceras escolares. Obsérvese el atuendo de los tres, con lo más tirado que hay por si nos manchamos, Marta con diadema navideña de ositos, y yo con mi pañuelo de pintar en casa al cuello (recuerdo de una antigua novia)...

Los pasteles me dan la impresión de que se puede hacer grandes cosas, pero hasta ahora no les he cogido el truquillo. Son como ceras, y en el momento que se empasta una zona ya no hay forma de hacer vida de ella.

Santiago ha dibujado una mamá osa con su retoño, y luego ha aprendido la lección de saber cuándo dejar un cuadro: al final ha metido un perro por medio que desmejora la composición que había hecho el tío.

Marta, con claras influencias del anime japonés se decanta por el buenrrollismo y los corazones. Se le dan bien los bichos por alguna razón que desconozco, y desde luego no tiene que ver con la genética pues yo no he sabido dibujar un animal en mi vida.
Mañana pádel a muerte (si me deja la lesión, que hoy en el rugby me he resentido bastante), y luego otra sesión de pintura a ver si pillo el truco a los neopasteles estos.


Posted by Picasa

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