Es curioso como cambia un cuadro cuando tienes que fijarte en él para dibujarlo. El enano que dibujo hoy, siempre había estado en mi cabeza como un hombre de más que mediana edad que simplemente miraba fijamente al pintor. Mirándolo (y no viéndolo hoy), me doy cuenta de que en realidad es un hombre joven, con una gran personalidad y entereza, probablemente alguien a quien sería interesante conocer.
Por otra parte voy viendo que D. Diego de Velázquez se aproxima a los retratos casi siempre desde una misma perspectiva: luz desde la izquierda de 3/4, fundido del pelo con sombras y fondo, ojos apenas insinuados. Pude ser porque sea casualidad y haya cogido de momento los que coinciden, o que al igual que Vermeer y probablemente todos los pintores pasados, presentes y futuros, tuviera sus preferencias, manías o trucos, y planteara este esquema continuamente.
sábado, 12 de septiembre de 2009
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