Ayer seguí con las manos.

El par de horas que pude dedicar a los acrílicos fueron bastante fructíferos. Rectifiqué completamente el dibujo de la mano de la izquierda, y comencé a pensar un poco más en modelar con la pintura y en buscar puntos de contacto entre cada color. Seguía sin haber nada de lo que sentirse orgulloso, pero al menos conseguí sobreponerme al momento "mandar el cuadro a freír puñetas", y continuar con él. Había que salir por la noche, que la vida social a veces es tan interesante como la pintura, así que en este estadio se quedó el cuadrito.
Mi principal preocupación en este momento era ver si el papel aguantaría, ya que es papel normal de embalar bastante fino, y llevaba ya unas cuantas capas de acrílico...