El viernes no hubo sesión de desnudo, así que además de continuar con una copia de un Freud fantástico, seguí probando un poco con las acuarelas. En realidad con los làpices acuarelables, ya que (como siempre) me olvidé mi estuche en casa...
Soy consciente de que no se sabe ni lo que es, pero tan sólo era un trozo de kleenex arrugado sobre el que puse un pincel. El misterio era ver qué colores encontraba, y meterlos en el pequeño papel Fabriano. Aparte de que el pincel está doblado, y que los colores están hipermegasaturados, pues algo nuevo aprendí (aunque todavía no sé qué, supongo que lo descubriré en la próxima sesión...).
domingo, 8 de marzo de 2009
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