¡En la(s) exposicion(es) de Cardesin!

Ayer nos reunimos de nuevo los 3 Jinetes del Apocalipsis (Eduardo Alvarado, Juankar Cardesin y yo) para ver las 2 exposiciones de Juankar. Además se nos juntó el 4º jinete en forma de Marta, y luego se añadieron otros dos como Ana e Iker.

Aunque sólo teníamos 6 horas por delante, nos dió tiempo a ver la exposición de San Sebastián, ir a admirar (y de paso saquear) el estudio de Juankar, comer unos pintxillos rápidamente en el casco viejo, y volar a la otra exposición en Urruntxu.
Primero, lo que siempre decimos: es totalmente distinto ver las acuarelas de Juankar en el blog, a verlas a tamaño natural. No sólo por la escala, sino por la cantidad de texturas, craqueladuras, distintos materiales y demás que no se aprecian en las fotos por muy bien que estén.
La primera exposición, más reducida, tiene una pequeña muestra de lo que le hemos visto a Cardesin en el blog a lo largo del último año: el fantástico retrato de Ajuán (increíbles las texturas en directo) entre otros, una selección de su serie de hayas, algunos cromlech. Muy, muy bonita.
Pero luego la de Urruntxu es el despiporre: hay acuarelas, óleos, conté... y con una selección enorme: desde sus series de cementerios de coches, pasando por sus paisajes urbanos que tanto domina (incluyendo esas casas derruidas, o la pintura de la T4), retratos, y el remate final que es la serie de hayas en formato enorme (y otras no tan enorme). Además hay un montón de pinturas que no ha subido al blog y que merecen la pena verse. A mí me impresionaron especialmente dos óleos de la serie de hayas con un colorido fantástico, y la acuarela del pasaje derruido que impresiona en vivo.
En las fotos (siento la calidad porque las tomó Marta con el móvil), estamos en el estudio de Juankar, escuchando sus explicaciones sobre cómo hace sus esculturas (el de la foto es un bebé, y la apariencia por la pátina de óxido que lo cubre, es que es metálico). Y las otras dos, Eduardo y yo escuchamos atentamente (y probamos) las demostraciones de Juankar sobre la punta de plata, el famoso pincel-gumia, cómo "peinar" bien la acuarela, y sobre todo...los tipos de papel manejados. De hecho, Juankar le obsequió a Eduardo con una bobina como la que llevé yo la última vez (¿cómo tienes hoy la espalda Eduardo?), y yo un montón de A2 tipo "plástico" para practicar alguna de las técnicas que vimos en vivo.
Por si fuera poco, Juankar le regaló a Marta el cuadro de nueces que véis más abajo, y a mí una gran aguada (75x59) de la serie de hayas, preciosa. Si a eso añadimos que Eduardo también me regaló el dibujo que véis más abajo, se puede comprender lo contento que volvía a casa.
Por mi parte, sólo pude regalar "zapatillas" de Portillo a los dos, que siempre dan mucho juego para el desayuno, y un gouache a Juankar (como no sabía si al final iba Eduardo hasta el día anterior, no me dió tiempo a otro) arriesgándome por primera vez en mi vida a regalar una pintura, y pasando una verguenza horrible.
Y entre medias lo de siempre: autores que nos gustan, lo delgado de la línea que separa a autores de éxito de otros al mismo o mejor nivel pero sin tanta suerte, la situación del mercado, la enseñanza de Bellas Artes, las complejidades de montar una exposición...de todo voy tomando buena nota.
Así que después de 7 horas de pie (nos dimos cuenta al meternos en el coche de que no nos habíamos sentado en todo el día), 700 km., y tener a la pobre Marta escuchando todo el día cosas de arte (y eso que dice que sí que se lo pasó bien y que la gustaron mucho las pinturas de Juankar), me quedé con la sensación de un día muy muy bien aprovechado.

¡Muchas gracias Juankar y Eduardo por todo! De nuevo, ha sido un placer volver a aprender de dos auténticos maestros y enormes personas, como vosotros.