Unas hojas secas amarillentas. La primera con agua y un poco de goma arábiga, y la segunda sólo con goma arábiga. Mmmmm...me parece que lo ideal es combinar las dos, para poder controlar ciertas zonas y dejar que otras hagan lo que las dé la gana, porque la segunda es un desastre. El objetivo era conseguir una aproximación razonable a los colores de la hoja, y sí, los colores eran esos.
La pregunta del encabezado es: ¿cuándo debemos dar por terminado el dibujo/pintura? En el caso de la hoja de arriba, dos fases antes de lo que muestro aquí, la acuarela que había quedado era probablemente la mejor que había hecho hasta el momento: buenos fundidos, colores limpios, buen contraste... Y empecé a retocar pequeños defectillos que veía, que han hecho que al final quede mucho peor que si la hubiese mantenido con los "defectillos".
Sobre este tema, el gran gran Reid dice que en el momento en que ya no puedes añadir más a la acuarela, es el momento de dejarla. Si no, pasas ya a la fase de "overworked", que yo lo traduciría como "relamido". Supongo que es aplicable a todos los medios...
El consejo de Reid está bien.
ResponderEliminarCreo que fue Picasso el que dijo que "una obra no se termina sino que se detiene en un momento interesante".
Yo paro en el momento en el que aunque añada nuevos datos, considero que estos no van a aportar más. Que es el momento en el que la obra me sorprende...
De hecho, a mi lo que más me interesa de la pintura como medio, es su capacidad para para expresar la transmutación de la materia.
Munch diría que el no pinta lo que ve sino lo que vió...
Suelo preguntarme los mismo. Es un riesgo. O te paras y te quedas como estás, aún sabiendo que podrías mejorarlo, o sigues adelante hasta que lo destrozas. Difícil encontrar el punto medio, al menos para mí.
ResponderEliminarAgonías aparte, intento hacer como dice Eduardo: cuando ya no puedes enriquecerlo más...
Qué bien escribes, Eduardo.
:)